Si nos atenemos a lo que determina la «Academia», la entrevista es un «género interpretativo». Para mí es: «Un género literario y periodístico que practico en cuanto puedo«. Y he tenido ocasiones de hacerlo, y las tengo y las tendré por cuestiones laborales. ¡Qué felicidad!, pero también: ¡Qué responsabilidad!
Recientemente entrevisté al fundador de iVoxx. Seguro que conoces la app de podcast, quizá no tanto al emprendedor que está detrás de todo ese fenómeno social. Lee la entrevista y verás. Me contó ‘cosas’ interesantes, muy interesantes.
Traté de no hacerle las preguntas obvias. Leí varias entrevistas que le hicieron otros medios. Y me dejaron la sensación de postureo tan habitual en estos tiempos mediocres. No, no quiero hacerme el listo, solo lo intento con disimulo.
Otra vez, tenía que hacer algo distinto. Eso me digo (casi siempre) que enfrento una tarea. Como si Sísifo dijera: «Hoy voy a subir la (estúpida) piedra por la montaña, pero lo haré de otra manera 😀 » Pues bien, aquí tienes la primera recomendación para hacer la entrevista perfecta, solo intenta hacer algo diferente a lo habitual, a lo que hace la mayoría de gente. Y si lees entre líneas, la segunda: Entrevistar es toda una responsabilidad. Y, sí, esto es cosa seria, la tercera.
¿Cómo hacer la entrevista perfecta?
Breve manual para periodistas-escritores
La entrevista perfecta depende de tantos factores que, si los analizas, preferirías dedicarte a otra profesión diferente a la de periodista o escritor. Los escritores son los que más entrevistas hacen, aunque no se den cuenta. Cuando escribes no haces más que interrogar a tus personajes, a las tramas. Capítulo tras capítulo no haces otra cosa que preguntarte a ti mismo cómo componer ese esquema, primero mental, luego corpóreo en la forma de las palabras percutidas sobre el editor de texto que utilices, sea el papel o el ordenador.
Al final, la idea mental que más se me asemeja a la de entrevistador/entrevistado está en la caza. La presa, la víctima, y el cazador. Pero: ¿Quién es quien en esta ecuación (¿absurda?)? Bueno, analicemos los hechos y saquemos conclusiones. Nos vamos de caza… A la caza de la entrevista perfecta.
Paso uno: tu presa es el/la entrevistado/a
Ahora, te interrogo. Te estoy entrevistando, piénsalo un poco de refilón, pero siente que te estoy haciendo una entrevista, ¿vale? Mola. Lo hago para que llegues a la conclusión antes de decírtela. ¿A quién vas a entrevistar y, lo más importante, para qué? Si sabes responder a esa pregunta, doy por acabada la entrevista o la respuesta a la pregunta.
Analicemos: De una parte, si puedes separa la persona del personaje. Recuerda que todos (se supone) tenemos sentimientos. Unos más, otros menos 😛 En cualquier caso, el entrevistado es el tesoro por descubrir y que guarecer. No valen ideologías ni presunciones. Si debes entrevistar a una persona, piensa eso: primero es una persona, por mucho que interprete un papel público. Y da igual que entrevistes a alguien que te encuentres por la calle que al presidente del gobierno o de una república que no existe.
Paso dos: tu presa es el/la lector/a
¿Y qué decir del lector o la lectora? ¿Dónde pondrías la diferencia entre el entrevistado y quien lee la entrevista? Pues, básicamente, si los pusiéramos en una balanza, debería estar equilibrada. Ya sabes, lo que pensaban los griegos. Un personaje o persona entrevistada debe tener interés, en lo que sea o lo que cuente. Tú eres un simple mensajero, no intentes darte importancia, más que en las preguntas sobresalientes o en una presentación brillante y que capte la atención. Recuerda eso de que «la gente no lee»: es mentira. Recuerda eso de que «la gente tiene memoria y atención de pez». Es cierto.
Paso tres: tu presa eres tú
Para terminar, casi, piensa que la presa eres tú. El entrevistador y el que se pone en la piel del entrevistado. Eso. Piensa en ello, ponte en el lugar del otro. ¿Qué querrías que te preguntaran? ¿Cómo te sentirías ante las preguntas que estás planteando?
Busca el titular, te lo debe dictar el entrevistado,
de lo contrario: no hay entrevista, hay conversación
Y si después de escuchar la entrevista que has hecho dudas en cómo titular siguiendo este ‘sencillo’ concepto, es que estás en la senda correcta. Si encuentras tres o cuatro frases sublimes, directas, como la flecha de un Neandertal apuntando al mamut, transitas por el lugar adecuado. Sacar frases solemnes a una persona no es nada sencillo. También depende de a quién estés entrevistando, claro. No siempre se puede entrevistar a alguien como Nietzsche -que ya está muerto y no ha encontrado herederos de su talento-, pero si tienes ante ti a un entrevistado mínimamente interesante, en tu mano está sacarle partido adecuado. Ese es tu reto.
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Mira que hay entrevistas todos los dias en los medios, pero no son lo que deben ser…suele haber más complacencia que interview.